
UNIVERSIDAD
DE LA VIDA

“Bendito tú, oh Jehová: Enséñame tus estatutos” Salmos 119:12 ¿Afirma usted ser cristiano? ¿En serio puede decir con mano en su corazón que es cristiano y que desea de todo corazón servir rectamente al Señor? Sí su respuesta a estas preguntas es un rotundo SÍ déjeme decirle que usted debe emprender el maravilloso viaje de estudiar teología. Usted debe estudiar lo que Dios ha revelado de sí mismo y de Su voluntad en Su revelación, teología es eso, la ciencia o disciplina que estudia lo que Dios ha revelado de sí mismo y Su voluntad. ¿Estudiar teología? Sí, así como lo lee, usted debe estudiar teología si en verdad quiere obedecer rectamente a Dios. Lamentablemente en una época donde se valora más lo que uno siente o donde la frase “haz lo que tu corazón te diga” aun en medio de celebraciones de adoración a Dios en los cultos dominicales es tan escuchada créame que afirmar el deber de estudiar teología pudiera ser considerado como un atentado contra la “devoción” de varios cristianos. “¡No necesito esos fríos estudios para saber cómo calentar mi corazón con el fuego de Dios!” Quizá haya oído estas palabras o quizá incluso usted mismo las ha dicho pero tengo que dar una noticia no tan grata, esas palabras no tienen fundamento en la Biblia. David sabía que bendecir a Jehová es lo mismo que aprender los estatutos de Dios (he ahí el porqué de la cita base de este escrito). ¡Ojala bendecir a Jehová fuera algo tan sencillo como decir cuatro o cinco veces cada domingo “Bendito sea Jehová” pero la realidad es que bendecir a Jehová es algo mucho pero mucho más que eso! El cristianismo verdadero es algo más que vestirse decentemente un día o ciertos días de la semana y acudir con otros a cantar o elevar voces de júbilo encerrados en cuatro paredes, incluso es algo más que terminar esos momentos llorando de rodillas y hablando en lenguas. El cristianismo verdadero es hacer lo que Dios demanda de nosotros. Pero espere, ¿ha estudiado suficientemente la Biblia cómo para saber realmente lo que Dios requiere de nosotros? Ahora si usted la ha estudiado, ¿está seguro que lo ha hecho de manera correcta? El etíope a pesar de que tenía una copia de los escritos de Isaías no entendía lo que estaba leyendo y declaro algo que hoy muchos no dirían tan fácilmente: “¿Cómo podré saber lo que Dios me pide si no hay nadie que me lo explique?” (Hechos 8:31). Estudiar teología es lo mismo que bendecir a Jehová porque en Su bendita Palabra encontramos cómo hemos de bendecirle; lo siento para aquellos que dicen y abogan que adorar o servir a Dios es dejar actuar al corazón cómo así “lo sienta”, pero la Biblia dice sin tapujos que la adoración y el servicio a Dios se logra sólo a través de un estudio serio de Su Palabra. ¿Ha leído sobre aquel pasaje de Nadab y Abiú? Pues he ahí el ejemplo más claro de que aún para ofrecer presente a Dios primero debemos saber claramente lo que Dios pide nosotros en Su Palabra. Es más, si usted sigue leyendo lo que está delante de ese acontecimiento notará que Dios da indicaciones hasta de qué y cómo comer. ¡La Palabra de Dios nos dice que bendecir a Jehová es también saber cómo beber y comer! Y hay más pasajes que sirven de ejemplo para resaltar la importancia de estudiar formalmente la Palabra de Dios. Todos hacemos teología, pero el punto crucial es saber si de verdad estamos haciendo la correcta teología. En el momento en que usted lee un texto y piensa cómo aplicarlo a su vida o qué importancia tiene lo que lee en su vida usted está haciendo teología, pero de usted también depende si desea dejarse llevar por lo que sienta en ese momento y convertirse en un Nadab o un Abiú de esta época o bien, tomar las cosas con la seriedad que en realidad merecen y ser un siervo de Dios que de verdad le adora sin caer en la tentación de ofrecer fuego extraño en el altar del Señor. Si bendecir a Jehová es realmente el objetivo de su vida, entonces no tendrá ningún problema en dedicar buena parte de esa vida a estudiar lo que Dios ha revelado de sí mismo en Su revelación, dicho de otra manera, no tendrá ningún problema en estudiar teología.
Isaí Salomón Garduño Pérez
